El miedo es una emocion

El miedo es una emocion

Por qué sentimos miedo

Imagínate esto, vas caminando solo hacia tu casa una noche de lluvia, está oscuro y no hay mucha gente en la calle. De repente, oyes el susurro de las hojas y unos pasos que se dirigen hacia ti… tu respiración se acelera, tu corazón se acelera y tus músculos se tensan.

Antes de que eso ocurriera, tenías una sensación corporal real (emoción) y estabas asustado (sentimiento) porque pensabas que estabas en peligro y tu cuerpo reaccionaba con la respuesta de lucha/huida que es fundamental para la supervivencia de cualquier animal.

El miedo es la reacción en cadena del cerebro que comienza cuando percibes el peligro y termina con una liberación de sustancias químicas en tu cuerpo y una tensión en tus músculos y una aceleración de tu corazón. De hecho, todos nuestros miedos, por muy irracionales que parezcan, se basan en algún sentido en la supervivencia.  La cuestión es que esa parte de nuestro cerebro sigue funcionando como en la época de las cavernas aunque no estemos en peligro real, así que el miedo parece real, pero en realidad no lo es.

El miedo tiene muchas formas y tamaños. En primer lugar, es en parte instinto, como se ha descrito anteriormente, en parte comportamiento aprendido y en parte enseñado. Por ejemplo, yo he aprendido a tener miedo al agua después de tragar agua y pensar que me ahogaba en la piscina cuando era niño. Otros miedos son enseñados: mientras crecía, recuerdo que me enseñaron que si no me comía toda la comida, vendría el policía malo. Así que tenía una asociación entre el miedo y los policías. (No te preocupes, lo he superado).    Mucho miedo se instala desde la infancia, así que aquí hay algunos consejos que pueden ser útiles.

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Miedos

Skip to main contentHay verdad en la ciencia. Hay verdad en el periodismo. SuscribirseHay verdad en la ciencia. Hay verdad en el periodismo. Suscribirse Crédito: Arjo Van Timmeren Getty ImagesPublicidad

Estos puntos de vista que invitan a la reflexión parecen ir en contra de otros puntos de vista destacados, como la teoría de los circuitos de miedo básicos (o primarios) del difunto Jaak Panksepp y de otras célebres luminarias en este campo (por ejemplo, Michael Davis, Robert Bolles, O. Hobart Mowrer). Por ejemplo, Ralph Adolphs hace hincapié en la universalidad de los comportamientos defensivos, lo que añade credibilidad a la opinión de que los circuitos del miedo se reflejan en todas las especies y, por tanto, son parcialmente innatos. Michael Fanselow propone que el miedo (y la ansiedad) pueden situarse a lo largo de un continuo amenaza-imminencia, que actúa como principio organizador general, y en el que la intensidad de la amenaza puede vincularse a los procesos motivacionales y a los comportamientos defensivos. Asimismo, Kay Tye sugiere que el miedo es un estado interno negativo que impulsa y coordina las respuestas defensivas. Estos puntos de vista consideran que los comportamientos defensivos son la manifestación de los circuitos del miedo (o de la supervivencia), y que están controlados y modificados por circuitos cognitivamente flexibles. Aunque este debate ha empezado a llegar a la costa de la ciencia y la práctica clínica, todavía es necesario que los campos de la ciencia básica y clínica lleguen a un acuerdo sobre cómo definir e investigar el miedo y la ansiedad. Aquí hemos pedido a algunos de los científicos contemporáneos más influyentes que expongan su perspectiva. Cada uno de ellos, que abarca tanto la investigación en humanos como en animales, presentará un argumento para cada uno de los puntos de debate que se exponen a continuación.

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Miedo al miedo

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El miedo es una emoción humana natural, poderosa y primitiva. Según la investigación psicológica, implica una respuesta bioquímica universal y una elevada respuesta emocional individual. El miedo nos alerta de la presencia de un peligro o de la amenaza de un daño, tanto si ese peligro es físico como psicológico.

A veces el miedo proviene de amenazas reales, pero también puede tener su origen en peligros imaginarios. Aunque el miedo es una respuesta natural a algunas situaciones, también puede provocar angustia y trastornos cuando es extremo o desproporcionado con respecto a la amenaza real.

El miedo es una emoción natural y un mecanismo de supervivencia. Cuando nos enfrentamos a una amenaza percibida, nuestro cuerpo responde de forma específica. Las reacciones físicas al miedo incluyen la sudoración, el aumento del ritmo cardíaco y los altos niveles de adrenalina que nos hacen estar extremadamente alerta.

Cómo se siente el miedo

La montaña rusa vacila durante una fracción de segundo en la cima de su empinada pista tras una larga y lenta subida. Sabes lo que está a punto de ocurrir, y ya no hay forma de evitarlo. Es el momento de agarrarse a la barandilla, con las palmas de las manos sudadas y el corazón acelerado, y prepararse para el salvaje descenso.

El miedo es una de las emociones humanas más básicas. Está programado en el sistema nervioso y funciona como un instinto. Desde que somos bebés, estamos equipados con los instintos de supervivencia necesarios para responder con miedo cuando percibimos un peligro o nos sentimos inseguros.

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El miedo nos ayuda a protegernos. Nos hace estar alerta ante el peligro y nos prepara para afrontarlo. Sentir miedo es muy natural -y útil- en algunas situaciones. El miedo puede ser como una advertencia, una señal que nos advierte de que debemos tener cuidado.

Cuando percibimos el peligro, el cerebro reacciona al instante, enviando señales que activan el sistema nervioso. Esto provoca respuestas físicas, como una aceleración de los latidos del corazón, una respiración rápida y un aumento de la presión arterial. La sangre bombea a los grupos musculares para preparar el cuerpo para la acción física (como correr o luchar). La piel suda para mantener el cuerpo fresco. Algunas personas pueden notar sensaciones en el estómago, la cabeza, el pecho, las piernas o las manos. Estas sensaciones físicas de miedo pueden ser leves o fuertes.

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