Teoría del cañón-bardo
Genevieve Rayner no trabaja, asesora, posee acciones ni recibe financiación de ninguna empresa u organización que pueda beneficiarse de este artículo, y no ha revelado ninguna afiliación relevante más allá de su nombramiento académico.
El cerebro es la clave de nuestra existencia, pero queda mucho camino por recorrer antes de que la neurociencia pueda captar realmente su asombrosa capacidad. Por ahora, sin embargo, nuestra serie Control del Cerebro explora lo que sabemos sobre el dominio del cerebro de seis funciones centrales: el lenguaje, el estado de ánimo, la memoria, la visión, la personalidad y las habilidades motoras, y lo que ocurre cuando las cosas van mal.
“Alguien se ha levantado con el pie izquierdo esta mañana”. Ya conoces ese comentario; el que rara vez te hace sentir más amable con el mundo (o con la persona que lo dice). Otras veces te sientes especialmente amable y soleado, sin ninguna razón.
Nuestro estado de ánimo es un estado mental transitorio que influye en nuestra forma de pensar y de ver el mundo. En él influyen los acontecimientos de nuestra vida, la cantidad de sueño que tenemos, las hormonas e incluso el tiempo. Pero, ¿qué papel desempeña el cerebro en la formación de nuestro estado de ánimo?
Por qué tenemos emociones
¿Te has sentido alguna vez feliz, triste, enfadado o con miedo? ¿Qué tal celoso, avergonzado o apenado? Casi todo el mundo tiene estas emociones de vez en cuando, y pueden tener un gran efecto en la forma de pensar y actuar de las personas. Dado que las emociones tienen un efecto tan grande en la vida de las personas, los científicos han dedicado mucho tiempo a intentar comprender cómo funcionan. En este artículo hablaremos de cómo funcionan las emociones. En primer lugar, hablaremos de las causas de las emociones. A continuación, hablaremos de lo que ocurre durante una emoción y de cómo averiguamos qué emociones estamos sintiendo. Por último, hablaremos de cómo podemos cambiar nuestras emociones si nos sentimos mal y queremos sentirnos mejor.
Intenta recordar la última vez que sentiste miedo. ¿Recuerdas en qué pensabas? Los científicos han descubierto que nuestras emociones suelen estar causadas por nuestros pensamientos [1]. Esto significa que dos personas pueden estar en la misma situación, pero pueden sentir emociones diferentes porque tienen pensamientos distintos (véase la Figura 1). Quizá lo hayas notado con tus propios amigos y familiares. Por ejemplo, imagina que dos personas están en casa de un vecino y éste tiene un perro. Una de las personas podría pensar: “Este perro podría hacerme daño” y sentir miedo. Esto puede ocurrir si esa persona nunca ha tenido un perro como mascota. En cambio, la otra persona puede pensar: “¡Qué perro tan bonito!” y sentirse feliz. Esto puede ocurrir si esa persona ha crecido teniendo perros como mascotas. Esto demuestra que, si dos personas han tenido experiencias diferentes, pueden tener pensamientos y emociones diferentes en la misma situación.
Psicología emocional
La amígdala es el centro integrador de las emociones, el comportamiento emocional y la motivación. Si se pone el cerebro boca abajo, el extremo de la estructura que continúa con el hipocampo se llama uncus. Si se desprende el uncus, quedará expuesta la amígdala, que linda con la parte anterior del hipocampo. Al igual que en el hipocampo, las vías principales se comunican bidireccionalmente y contienen fibras eferentes y aferentes.
La amígdala recibe entradas de todos los sentidos, así como entradas viscerales. Dado que la amígdala es muy importante en el aprendizaje emocional, no es de extrañar que las entradas viscerales sean una de las principales fuentes de entrada. Las entradas viscerales proceden del hipotálamo, el área septal, la corteza orbital y el núcleo parabraquial. La información sensorial olfativa procede del bulbo olfativo. La información auditiva, visual y somatosensorial procede de las cortezas temporal y cingular anterior.
Vía amigdalofugal ventral. El término “fugal” proviene de la palabra fuge-alejar-como en fugitivo. Esta vía continúa hacia el núcleo olfativo anterior, la sustancia perforada anterior, la corteza piriforme, la corteza orbitofrontal, la corteza cingulada anterior y el estriado ventral. El estriado ventral incluye parte del caudado, el putamen y el núcleo accumbens septi (núcleo que se reclina sobre el septo). Las proyecciones del estriado ventral son enlaces en un circuito de los ganglios basales que son importantes en el aprendizaje asociativo estímulo-respuesta. La vía ventral amigdalofugal también se conecta con el hipotálamo y el núcleo septal, pero la principal conexión de la amígdala con el hipotálamo y el núcleo septal es a través de la estría terminal.
Cómo se crean las emociones
Hace tiempo, la ciencia debatía esta cuestión, con algunas teorías que defendían que la fuente de las emociones era “la cabeza” y otras “el cuerpo”. Lo curioso de la ciencia para mucha gente es que lo que parece ser una “verdad” aceptada hoy, probablemente será sustituida por una verdad diferente algún tiempo después. Básicamente, se proponen las teorías que mejor se ajustan a los hechos disponibles en un momento dado; pero luego tienen la costumbre de surgir nuevos hechos que desafían el paradigma anterior.
La biorretroalimentación es la técnica que consiste en utilizar dispositivos de monitorización para medir diversas funciones corporales (como el ritmo cardíaco, el flujo sanguíneo, la temperatura de la piel, etc.) como un paso hacia la obtención del control de esas funciones. La biorretroalimentación puede permitir a personas normales y corrientes como usted y yo alcanzar un profundo estado de relajación en el que es posible tomar el control consciente de procesos fisiológicos que antes creíamos que estaban fuera de nuestro control consciente (los llamados procesos autonómicos). La consecuencia de utilizar la biorretroalimentación es disponer de las herramientas que permiten al sistema nervioso autónomo encontrar el equilibrio en lugar de permanecer desequilibrado. Al leer parte de la literatura sobre la biorretroalimentación se podría pensar que se trata de magia de la Nueva Era, pero en realidad es ciencia práctica con muchos beneficios para la salud y pocos riesgos. Uno de los pioneros de la biorretroalimentación, Elmer Green, de la Clínica Mayo, dijo