Cuál es tu yo emocional
Aunque no sea posible alcanzar una objetividad total sobre uno mismo (ése es un debate que ha continuado a lo largo de la historia de la filosofía), ciertamente hay grados de autoconciencia. Existe en un espectro.
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La teoría de la autoconciencia se basa en la idea de que no eres tus pensamientos, sino la entidad que observa tus pensamientos; eres el pensador, separado y aparte de tus pensamientos (Duval y Wicklund, 1972).
Podemos pasar el día sin darle a nuestro ser interior ningún pensamiento adicional, simplemente pensando y sintiendo y actuando como queramos; sin embargo, también podemos centrar nuestra atención en ese ser interior, una capacidad que Duval y Wicklund (1972) denominaron “autoevaluación”.
Ejemplos de autoconciencia emocional
Aunque la mayoría de las personas creen que son conscientes de sí mismas, la verdadera autoconciencia es una cualidad poco frecuente. En este artículo, el autor describe una reciente investigación a gran escala que arroja luz sobre algunos de los mayores obstáculos, mitos y verdades sobre lo que es realmente la autoconciencia y lo que se necesita para cultivarla. En concreto, el estudio descubrió que en realidad hay dos tipos distintos de autoconciencia, que la experiencia y el poder pueden obstaculizar la autoconciencia, y que la introspección no siempre hace que uno sea más consciente de sí mismo. Comprender estos puntos clave puede ayudar a los líderes a aprender a verse a sí mismos con mayor claridad.
La autoconciencia parece haberse convertido en la última palabra de moda en la gestión, y con razón. Las investigaciones sugieren que cuando nos vemos a nosotros mismos con claridad, tenemos más confianza y somos más creativos. Tomamos decisiones más acertadas, establecemos relaciones más sólidas y nos comunicamos con mayor eficacia. Somos menos propensos a mentir, engañar y robar. Somos mejores trabajadores y conseguimos más ascensos. Y somos líderes más eficaces, con empleados más satisfechos y empresas más rentables.
Autocontrol emocional
El autocontrol emocional es la capacidad de sintonizar con tus propios sentimientos, percibir las señales internas y reconocer cómo tus sentimientos te afectan a ti y a tu rendimiento. Es una habilidad importante para el liderazgo a cualquier nivel, así como para muchos aspectos de la vida.
El propósito de desarrollar la autoconciencia emocional es que nos permite comprender cómo nuestras sensaciones corporales y nuestras emociones nos afectan a nosotros mismos, a los demás y a nuestro entorno. Cada momento es una oportunidad para ser consciente de uno mismo. Por lo tanto, cuanto más la practiquemos, más competentes nos volveremos y mayor será nuestra capacidad de reconocer el espacio entre los estímulos y nuestra respuesta a esos estímulos, asegurando un enfoque más consciente y hábil.
En Emotional Self-Awareness: A Primer, Daniel Goleman y sus colegas presentan la Inteligencia Emocional y la Competencia de Autoconciencia Emocional, sentando las bases para desarrollar la Inteligencia Emocional en el Liderazgo. Esta es la primera de una serie de cartillas que explora cada una de las 12 competencias de liderazgo de la inteligencia emocional y social, con una visión general del propio modelo de competencias.
Conciencia emocional
El autoconocimiento requiere una autoconciencia y una autoconciencia continuas (que no debe confundirse con la conciencia). Los bebés y los chimpancés muestran algunos de los rasgos de la autoconciencia[1] y la agencia/contingencia,[2] pero no se considera que tengan también autoconciencia. Sin embargo, en un nivel mayor de cognición, surge un componente de autoconciencia además de un mayor componente de autoconciencia, y entonces es posible preguntar “¿Cómo soy?”, y responder con autoconocimiento, aunque el autoconocimiento tiene límites, como se ha dicho que la introspección es limitada y compleja[cita requerida].
El autoconocimiento es un componente del yo o, más exactamente, del autoconcepto. Es el conocimiento de uno mismo y de sus propiedades y el deseo de buscar ese conocimiento lo que guía el desarrollo del autoconcepto, aunque ese concepto sea defectuoso. El autoconocimiento nos informa de nuestras representaciones mentales de nosotros mismos, que contienen los atributos que emparejamos de forma exclusiva con nosotros mismos, y las teorías sobre si estos atributos son estables o dinámicos, en la medida en que podamos evaluarnos.