El arte y las emociones

El arte y las emociones

Dibujos de arte emocional

Lo que sea que estés sintiendo estos días, puede ser mucho para cargar. Expresar las emociones a través del arte es una forma increíble de liberar esos sentimientos antes de que sean demasiado profundos y empiecen a crear otros problemas.

Los seres humanos están programados para expresarse. Basta con mirar a los niños pequeños. Como todavía no se les ha enseñado a reprimir las emociones, tienen total libertad para dejarlas volar. Puede ser un grito de alegría, un grito de rabia o una explosión inmediata de llanto. (A veces las tres cosas en el transcurso de dos minutos).

Porque los estudios demuestran que siempre que reprimimos, negamos o no permitimos que una emoción sea lo que tiene que ser, nuestras vías de red se bloquean. Muy pronto, se atascan y las sustancias químicas vitales que nos hacen sentir bien y que dictan nuestra biología y nuestro comportamiento no pueden fluir.

Para que las emociones fluyan libremente, hay que aceptarlas y expresarlas. Hacerlo nos anima y alimenta nuestra creatividad. Afortunadamente, experimentar las emociones directamente a través del arte es bastante sencillo, si se permite el proceso.

Ejemplos de emociones en el arte

En la psicología del arte, la relación entre el arte y la emoción ha sido recientemente objeto de un amplio estudio gracias a la intervención del estimado historiador del arte Alexander Nemerov. Hasta ahora, las respuestas emocionales o estéticas al arte se consideraban respuestas de estímulo básicas, pero las nuevas teorías e investigaciones han sugerido que estas experiencias son más complejas y pueden estudiarse experimentalmente[1] Las respuestas emocionales suelen considerarse la piedra angular de la experiencia del arte, y se ha argumentado que la creación de una experiencia emocional es el propósito de la expresión artística[2] Las investigaciones han demostrado que los fundamentos neurológicos de la percepción del arte difieren de los utilizados en el reconocimiento estándar de objetos[3] En cambio, las regiones del cerebro implicadas en la experiencia de la emoción y la fijación de objetivos muestran una activación cuando se ve arte[3].

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Los ancestros evolutivos han predispuesto a los seres humanos a tener respuestas afectivas ante determinados patrones y rasgos. Estas predisposiciones también se prestan a respuestas cuando se observan ciertas artes visuales. La identificación del tema es el primer paso para comprender la imagen visual. La presentación de los estímulos visuales crea una confusión inicial[4].

Altavoces de emociones artísticas

El expresionismo como movimiento artístico se desarrolló a principios del siglo XX, periodo en el que se produjeron nuevas e influyentes exploraciones de la psicología y el comportamiento humano. Los artistas comenzaron a mirar el mundo de forma mucho más subjetiva, a menudo distorsionando sus representaciones para lograr un efecto emocional. Para estos creadores, las experiencias y los sentimientos personales pasaron a ser más importantes que la realidad física, y el arte inspirado en el expresionismo sigue teniendo el poder de conmover y desafiar a los espectadores. El artista e historiador del arte Joseph Paul Cassar analiza las raíces del movimiento, su significado, sus influencias y sus practicantes más notables.

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El expresionismo se distingue por su fuerte uso del color, las figuras distorsionadas y las formas naturales, y la intensa emoción para explorar temas de anhelo, ansiedad y alienación. Estos mismos elementos pueden verse en las obras de artistas anteriores, como Matthias Gruenwald, Donatello, Goya y Van Gogh.

El arte de Wassily Kandinsky y su círculo de Múnich, conocido como el Jinete Azul, también se basaba en el color, pero él, Alexej von Jawlensky, Franz Marc y Paul Klee rompieron completamente con la representación. En lugar de utilizarse para expresar emociones, el color se orquestó simbólicamente en formas y ritmos abstractos.

Mapa de emociones del arte

Hay muchas conexiones entre las obras de arte y las emociones, y este capítulo pretende describir las que son filosóficamente significativas. Por ello, se centrará en la Teoría de la Expresión del Arte y sus principales alternativas.

Podemos describir las obras de arte como tristes o alegres, por ejemplo, y más generalmente como expresión de emociones como el entusiasmo, la admiración y la desesperación. Por poner ejemplos famosos, el cuadro El grito de Edvard Munch expresa ansiedad; la Pavana para una infanta muerta de Ravel, la tristeza del luto; la película Mad Max de George Miller, la rabia ante la pérdida del parentesco. Pero, ¿cómo se supone que debemos entender y explicar esta conexión entre las obras de arte y las emociones en términos de expresión? ¿Y es la expresión la única relación entre las obras de arte y las emociones? En este capítulo, exploraremos tres alternativas principales: la primera sección desarrolla la idea de que las obras de arte expresan las emociones del artista; la segunda, que el arte suscita y representa emociones independientemente de las emociones del artista; y la tercera, que se puede decir que el arte expresa emociones por sí mismo.

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