4 componentes de la inteligencia emocional
El autoconocimiento consiste en reconocer y comprender tus emociones -lo que sientes y por qué- y apreciar cómo afectan a los que te rodean. Es la base de una buena intuición y de la toma de decisiones, ya que te ayuda a tomar instintivamente las decisiones correctas en todos los aspectos de la vida. La autoconciencia también consiste en conocer tus puntos fuertes y débiles, y lo que es importante para ti: tus valores o tu brújula moral.
Una vez que hayas dominado la conciencia emocional, el siguiente paso es gestionar esas emociones -sobre todo las negativas- con eficacia. Trata siempre a los demás con respeto e intenta mantener el control. Si tienes tendencia a los arrebatos emocionales, practica la calma: da un paso atrás y respira hondo. También es importante que te mantengas fiel a tus valores y te responsabilices personalmente de cualquier error.
El tercer elemento “personal”, la motivación, tiene que ver con tu deseo de mejorar y alcanzar tus objetivos: establecer un alto nivel de exigencia para ti mismo y trabajar de forma constante para alcanzar tus metas. Toma la iniciativa: prepárate para aprovechar las oportunidades que se te presenten y practica la asertividad. La motivación también tiene que ver con el optimismo y la resiliencia, y con encontrar lo positivo en una situación, incluso -o especialmente- en las que no han ido bien.
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El psicólogo Daniel Goleman fue uno de los primeros en proponer que la inteligencia emocional (EQ) importa más que la inteligencia (IQ) de una persona. En su libro Inteligencia emocional, desglosa la inteligencia emocional en cinco componentes:
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En qué aspectos de la inteligencia emocional crees que eres más fuerte
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Amy Morin, LCSW, es la editora en jefe de Verywell Mind. También es psicoterapeuta, autora del bestseller “13 Things Mentally Strong People Don’t Do” (13 cosas que no hacen las personas mentalmente fuertes) y presentadora del podcast The Verywell Mind.
Las habilidades de inteligencia emocional son capacidades que te permiten comprender y gestionar tus emociones. Estas habilidades están vinculadas a una serie de beneficios que incluyen el rendimiento académico, la capacidad de tomar decisiones y el éxito general en la vida. Algunos expertos han sugerido que la inteligencia emocional, o EQ, podría ser incluso más importante que el coeficiente intelectual.
La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, gestionar y comprender las emociones. Esto incluye la capacidad de reconocer, interpretar y regular las propias emociones, así como las de otras personas.
Inteligencia emocional
La inteligencia emocional (IE) se define a menudo como la capacidad de percibir, utilizar, comprender, gestionar y manejar las emociones. Las personas con un alto nivel de inteligencia emocional pueden reconocer sus propias emociones y las de los demás, utilizar la información emocional para guiar el pensamiento y el comportamiento, discernir entre los distintos sentimientos y etiquetarlos adecuadamente, y ajustar las emociones para adaptarse a los entornos[1] Aunque el término apareció por primera vez en 1964,[2] ganó popularidad en el exitoso libro de 1995 Inteligencia emocional, escrito por el periodista científico Daniel Goleman. Goleman definió la IE como el conjunto de habilidades y características que impulsan el rendimiento del liderazgo[3].
La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de percibir, controlar y evaluar las emociones. Algunos investigadores sugieren que la inteligencia emocional puede aprenderse y reforzarse, mientras que otros afirman que es una característica innata[cita requerida].
Se han desarrollado varios modelos para medir la IE. El modelo de rasgos, desarrollado por Konstantinos V. Petrides en 2001, se centra en el autoinforme de las disposiciones conductuales y las capacidades percibidas[4] El modelo de capacidades, desarrollado por Peter Salovey y John Mayer en 2004, se centra en la capacidad del individuo para procesar la información emocional y utilizarla para desenvolverse en el entorno social[5] El modelo original de Goleman puede considerarse ahora un modelo mixto que combina lo que desde entonces se ha modelado por separado como IE de capacidades y IE de rasgos. Las investigaciones más recientes se han centrado en el reconocimiento de las emociones, que se refiere a la atribución de estados emocionales basados en observaciones de señales visuales y auditivas no verbales[6][7] Además, los estudios neurológicos han tratado de caracterizar los mecanismos neurales de la inteligencia emocional[8][9].