Terapia biologica colitis ulcerosa

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La introducción de los agentes anti-TNF representó un hito en el manejo tanto de la enfermedad de Crohn (EC) como de la colitis ulcerosa (CU), con una mayor eficacia y seguridad en comparación con el tratamiento convencional. Sin embargo, en América Latina siguen existiendo importantes desafíos para facilitar el acceso de los agentes biológicos a los médicos y a los pacientes.

Los datos provienen de una revisión sistemática completa anterior que exploró diferentes características de las enfermedades inflamatorias intestinales (EII) en América Latina. Se incluyeron los estudios completos de esta revisión sistemática previa que contenían descripciones detalladas del porcentaje de uso de agentes biológicos en diferentes cohortes a lo largo de los países de América Latina y el Caribe, y se recopilaron los hallazgos descriptivos, describiendo la penetración de la EC y la CU de estos medicamentos en diferentes cohortes de pacientes de distintos países.

De los 61 estudios incluidos en la revisión sistemática original, sólo 19 incluyeron datos del porcentaje de pacientes tratados con agentes biológicos. El uso de anti-TNF en la EC varió desde el 1,51% en México hasta el 46,9% en Colombia, y la mayoría de los estudios describieron el uso de anti-TNF en aproximadamente el 20%-40% de los pacientes con EC. Por otro lado, la frecuencia del uso de biológicos fue claramente menor en la CU, variando desde 0% en 2009 hasta hasta el 16,2% en 2018, según dos estudios mexicanos diferentes. Sólo dos estudios describieron la penetración de los agentes anti-TNF en la EII en general: 13,4% en un estudio colombiano y 37,93% en un estudio brasileño. Ningún estudio describió el porcentaje de uso de los nuevos agentes biológicos (vedolizumab y ustekinumab).

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La enfermedad inflamatoria intestinal (EII), un conjunto de enfermedades sistémicas que implican la inflamación del tracto gastrointestinal,[7] incluye dos (o tres) enfermedades de causa desconocida: la colitis ulcerosa, que afecta sólo al intestino grueso; la enfermedad de Crohn, que puede afectar a todo el tracto gastrointestinal; y la colitis indeterminada, que consiste en la inflamación del intestino grueso que muestra elementos tanto de la enfermedad de Crohn como de la colitis ulcerosa[8].

Aunque se desconocen las causas de estas enfermedades, se han propuesto mecanismos genéticos, ambientales, inmunitarios y de otro tipo. De ellos, el sistema inmunitario desempeña un papel importante en el desarrollo de los síntomas[8], por lo que se han desarrollado diversas terapias biológicas (como los inhibidores del TNF y los antagonistas de la interleucina) para el tratamiento de estas enfermedades. Aunque el uso de anticuerpos para tratar enfermedades se remonta al siglo XIX, la terapia biológica tal y como la conocemos hoy en día es un concepto relativamente nuevo para el tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal[9]. Las opciones de tratamiento anteriores tenían muchas deficiencias, y la introducción de la terapia biológica cambió la forma en que los médicos tratan la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa[5][6]. Aun así, la terapia biológica sigue teniendo sus defectos, como el alto coste y el riesgo de efectos secundarios. Se está investigando mucho en campos como los biosimilares y la administración por vía oral para resolver estos problemas[10][11].

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IntroducciónLa colitis ulcerosa (CU) y la enfermedad de Crohn (EC) son las dos formas clínicas más comunes de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), un grupo de trastornos inflamatorios crónicos del tracto gastrointestinal [1]. La CU suele limitarse al colon y al recto, y la inflamación y las ulceraciones afectan principalmente a la capa más interna o mucosa del intestino [1, 2]. En cambio, la EC puede aparecer en cualquier parte del tracto gastrointestinal y la inflamación subyacente puede extenderse a todo el grosor de la pared intestinal [1, 2]. En 2003, se estimó que el número de personas que padecían CU y EC en Norteamérica era de aproximadamente 800.000 y 600.000, respectivamente [3].

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Para llenar este vacío de conocimiento, el objetivo de este estudio fue describir y evaluar la aparición en el mundo real de posibles indicadores de terapia biológica subóptima -definida por cambios en los patrones de tratamiento biológico y eventos médicos como la cirugía- para pacientes con CU y EC en los Estados Unidos. Para ello, analizamos de forma retrospectiva los datos de una gran base de datos de reclamaciones de EE. UU. durante el periodo de tiempo comprendido entre 2005 y 2013 e incluimos en nuestro análisis una serie de tratamientos biológicos.

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ResumenAntecedentesLas opciones terapéuticas para la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) han aumentado desde la introducción de los inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF) hace unas décadas. Sin embargo, se carece de comparaciones directas de la eficacia de los agentes biológicos de segunda línea en pacientes con colitis ulcerosa (CU) y enfermedad de Crohn (EC).MétodosSe reclutaron retrospectivamente pacientes con CU o EC que experimentaron el fracaso del tratamiento anti-TNF y que posteriormente utilizaron vedolizumab, ustekinumab o tofacitinib como fármaco de segunda línea. Los resultados primarios fueron la tasa de remisión clínica en la semana 16 y la tasa de recaída acumulada 48 semanas después de recibir el tratamiento de inducción.

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ResultadosUn total de 94 pacientes con CU o EC experimentaron el fracaso del tratamiento anti-TNF y recibieron vedolizumab (CU: 37; EC: 28), ustekinumab (EC: 16) o tofacitinib (CU: 13). Las tasas de remisión clínica no fueron significativamente diferentes entre los grupos de vedolizumab y tofacitinib en los pacientes con CU (56,8% frente a 46,2%, p = 0,509). En los pacientes con EC, las tasas de remisión clínica no fueron significativamente diferentes entre los grupos de vedolizumab y ustekinumab (53,6% frente a 50,0%, p = 0,820). Además, las tasas acumuladas de recaída clínica no fueron significativamente diferentes entre los grupos de vedolizumab y tofacitinib en los pacientes con CU y entre los grupos de vedolizumab y ustekinumab en los pacientes con EC (p = 0,396 y p = 0,692, respectivamente). Los perfiles de seguridad también fueron similares entre los grupos de tratamiento tanto en pacientes con CU como con EC.ConclusionesDespués del fracaso de un tratamiento previo con anti-TNF, vedolizumab y tofacitinib en pacientes con CU y vedolizumab y ustekinumab en pacientes con EC no fueron significativamente diferentes en cuanto a la eficacia para inducir y mantener una respuesta clínica.

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