La empatía de Asperger
La alexitimia es un término que describe los problemas para sentir emociones. En griego, se traduce vagamente como “sin palabras para las emociones”. Se calcula que 1 de cada 10 personas tiene alexitimia, pero es mucho más frecuente en quienes padecen depresión y en los autistas. 1 de cada 5 autistas tiene alexitimia.
Las personas con alexitimia pueden tener problemas para identificar, comprender y describir las emociones. También pueden tener dificultades para mostrar o sentir emociones que se consideran socialmente apropiadas, como la felicidad en una ocasión alegre.
Si una persona autista busca tratamiento para la ansiedad, es importante saber si tiene alexitimia. Si es así, puede necesitar un enfoque diferente de la terapia. Las personas con alexitimia pueden beneficiarse de terapias específicas, como el entrenamiento en la identificación y comunicación de los sentimientos o los ejercicios de atención plena.
Alexitimia
La Dra. Emese Nagy, profesora de Psicología de la Universidad, estudió cómo los niños con TEA entienden y reconocen las emociones. A los niños del estudio se les mostraron imágenes de individuos que mostraban seis emociones básicas -felicidad, tristeza, asco, ira, miedo y sorpresa- y se les pidió que eligieran cuál correspondía a cada imagen. En una de las tareas, el tiempo y la velocidad de las respuestas no importaban, mientras que en otra, los niños estaban bajo la presión del tiempo para tomar las decisiones rápidamente.
La Dra. Nagy, junto con las estudiantes de Psicología Louise Prentice y Tess Wakeling, descubrieron que cuando no había limitaciones de tiempo, los niños autistas eran tan capaces de identificar las emociones como los niños sin TEA. Sin embargo, cuando se les presionaba para que tomaran decisiones sobre rostros emocionales con rapidez, los niños con TEA tenían más dificultades para identificar la sorpresa y la ira.
Los investigadores creen que los niños con TEA podrían utilizar métodos diferentes para procesar la información que se les presenta, pero que esto sólo se pone de manifiesto cuando se enfrentan a la presión añadida de actuar dentro de un límite de tiempo.
Qué es una crisis autista
Las emociones pueden ser difíciles para todos nosotros. Nos cuesta entenderlas y controlarlas, al menos en algunas circunstancias. Podemos no estar seguros de si es mejor dejar que nuestras emociones se manifiesten, y arriesgarnos a ser etiquetados como excesivamente emocionales, o intentar mostrar poca o ninguna emoción y arriesgarnos a ser descritos como fríos. El punto medio, si es que existe, es muy difícil de encontrar y de mantener.
¿Qué son las emociones? No existe una definición universalmente aceptada por los científicos. Son una de esas cosas que todos creemos conocer, pero que pueden ser muy difíciles de describir con palabras. Una posible definición es la forma en que nuestros cuerpos y mentes responden a ciertos eventos o información.
La mayoría de nosotros hemos vivido momentos en los que hemos roto a llorar o nos hemos reído a carcajadas en respuesta a algo y no hemos podido hacer nada o casi nada para cambiar nuestro comportamiento, al menos en un primer momento.
La mayoría de las veces, podemos gestionar y regular nuestras emociones para evitar que tomen el control total de nuestro comportamiento exterior. Sin embargo, a algunos autistas les resulta mucho más difícil gestionar sus emociones. Al igual que en otras áreas del autismo, no se trata de una debilidad o discapacidad, sino simplemente de una diferencia.
Regulación emocional autismo
La directora de REAACT, Carla A. Mazefsky, Ph.D., habla de la regulación de las emociones en este seminario web grabado de SPARK. Su equipo de investigación desarrolló una herramienta para medir la desregulación de las emociones, junto con una terapia llamada programa de Conciencia Emocional y Mejora de las Habilidades.
Algunos psicólogos dicen que deberíamos ampliar la forma de pensar sobre las crisis. “La forma de pensar de la vieja escuela era que cuando un niño tenía una rabieta, los padres debían responder con una consecuencia negativa”, dice Keefer. “Todavía hay momentos en los que tenemos que pensar en las consecuencias de las rabietas, pero lo que también tenemos que pensar siempre es: ¿Por qué este niño tiene rabietas? ¿Tiene las habilidades que necesita para regularse?”.
Los investigadores están estudiando terapias para ayudar a las personas con autismo a regular mejor sus emociones. Algunas terapias utilizan aspectos de la terapia cognitivo-conductual (TCC) o de la atención plena. La TCC puede ayudar a alguien a cambiar sus pensamientos, y la atención plena suele implicar técnicas de autoconciencia y relajación. Ambas se utilizan a menudo como intervenciones para la ansiedad y la depresión.