Maria trono de sabiduria

Maria trono de sabiduria

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María, Sede de la Sabiduría “María Santísima es la Sede de la Sabiduría porque acogió en su seno a Jesús, que es la Sabiduría encarnada. Con su fiat en la Anunciación, María consintió la voluntad divina y la Sabiduría hizo su morada en su seno, convirtiéndola en la discípula más ejemplar de la Sabiduría. La Virgen fue bendecida, no tanto por haber amamantado al Hijo de Dios, sino por haberse alimentado de la sana leche de la Palabra de Dios”.

Para entender bien este himno sagrado de alabanza, hay que tener en cuenta que la Santísima Virgen María habla a partir de su propia experiencia, en la que fue iluminada e instruida por el Espíritu Santo. Nadie puede comprender correctamente a Dios o su palabra, si no ha recibido tal comprensión inmediatamente del Espíritu Santo. Pero nadie puede recibirla del Espíritu Santo sin experimentarla, probarla y sentirla. En tal experiencia, el Espíritu Santo nos instruye como en su propia escuela, fuera de la cual no se aprende nada más que palabras y parloteos vacíos. Cuando la Virgen Santa experimentó qué grandes cosas hacía Dios en ella a pesar de su insignificancia, bajeza, pobreza, inferioridad, el Espíritu Santo le enseñó esta profunda visión y sabiduría, de que Dios es un Señor amable que no hace más que exaltar a los de bajo grado y derribar a los poderosos de sus tronos…”

Esculturas del Trono de la Sabiduría

Es una paradoja, quizá inadvertida para la mayoría, que una institución católica de enseñanza superior elija como patrona a una judía pobre y analfabeta. Sin embargo, es una paradoja sin la que el catolicismo no puede entenderse: la que fue “humilde” y “baja” es la guardiana de toda la sabiduría, atesorándola en su corazón.

  Caracteristicas de la sabiduria

Los católicos adoran a la Virgen María, y esa es sin duda una razón para dar su nombre a un lugar. Es la “Madre de Dios” (Theotokos), que es su título formal más antiguo, y ocupa un lugar especial en el imaginario católico porque fue la que dio a luz a Cristo, lo trajo al mundo y lo alimentó. Esto no nos dice del todo por qué los católicos la asocian con la educación en particular, pero es un comienzo.

Así es que los católicos tienen una larga historia de exaltación y protección de los pobres. Hay una vieja leyenda sobre el diácono San Lorenzo, a quien, durante la persecución en Roma, se le pidió que entregara todos los tesoros de la iglesia. Lorenzo reunió a los pobres de Roma y los presentó a las autoridades. “Estos son los tesoros de la Iglesia”, dijo, muy serio. Lo mataron por ello, naturalmente.

Torre de marfil

Una bendita “fiesta” de Nuestra Señora Sede de la Sabiduría, Sedes Sapientiae, un antiguo y venerable título de la Virgen María como la Chora tou Achoretou, el “contenedor de lo incontenible”, la nueva “arca de la alianza”, el “santuario elegido”, como dice el himno del siglo VI de Venantius Fortunatus, “en el que el Arquitecto divino” hizo su morada.

Muchos días del calendario litúrgico, de hecho la mayoría, tienen una conmemoración de este tipo a varios títulos de Nuestra Señora, sólo algunos de ellos celebrados en la liturgia pública.    Este día, por supuesto, es especial para mí por ser la fiesta patronal del Colegio en el que enseño. De hecho, Nuestra Señora Sede de la Sabiduría es la patrona universal de todas las escuelas católicas, de las universidades en particular, y el Papa Juan Pablo II cierra su encíclica Fides et Ratio, sobre la complementariedad entre la fe y la razón en la búsqueda de la verdad, con estas palabras:

  Jesus crecia en estatura y sabiduria

Que María, Sede de la Sabiduría, sea un refugio seguro para todos los que dedican su vida a la búsqueda de la sabiduría. Que su camino hacia la sabiduría, meta segura y final de todo conocimiento verdadero, sea liberado de todo obstáculo por la intercesión de aquella que, al dar a luz la Verdad y atesorarla en su corazón, la ha compartido para siempre con todo el mundo.

Imágenes del asiento de la sabiduría de María

El ángel del Señor vino a María y el poder del Altísimo la cubrió con su sombra. La joven virgen se convirtió, en sentido literal, en la única depositaria de la verdad divina: llevaba en su seno al Logos. En su vocación de Madre de Dios, María se abre al poder fecundo de la verdad. Y en el establo de Belén, transmite esa verdad a los demás. Ella es, por tanto, el perfecto ejemplo y modelo de la vida intelectual. El reciente ensayo de Paul Griffiths, “Carta a un aspirante a intelectual” (mayo de 2018), me ha inspirado a pensar de nuevo en la Virgen María, pues en ella podemos identificar las disposiciones, cualidades y virtudes que necesitamos para ser receptores y dadores de la verdad, es decir, auténticos intelectuales.

  La sabiduria de los antepasados

“He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo”. En el imaginario popular, María es ante todo una virgen. El significado principal de esa palabra es sexual, pero las connotaciones son más amplias. Ser virgen significa ser virgen, impoluto, prístino e inmaculado. La Virgen María, por tanto, no es simplemente una mujer que no ha tenido relaciones sexuales. Es una mujer sin mancha ni defecto. Ella cumple la sexta bienaventuranza: “Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios”. En la vida moral, la pureza de corazón significa claridad o transparencia de intención, para hacer lo que es correcto sin mezcla de motivos o vacilación. En la vida intelectual, debemos buscar una claridad similar.

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