Terapia cognitiva para adolescentes

Terapia cognitivo-conductual para adolescentes cerca de mí

Esta primera guía concisa para llevar a cabo la terapia cognitiva (TC) con adolescentes en entornos escolares presenta ejemplos de casos en profundidad y herramientas clínicas prácticas. Los autores -entre los que se encuentra el renombrado creador de la TC, Aaron T. Beck- ofrecen una introducción accesible al modelo cognitivo y muestran técnicas terapéuticas específicas. Se ilustran estrategias para involucrar a los adolescentes en la terapia, crear rápidamente una conceptualización eficaz del caso y abordar una serie de problemas clínicos y factores de estrés que se experimentan con frecuencia en los grados 6 a 12. Se discuten en detalle los retos y las recompensas de la TC en la escuela. En un cómodo formato de gran tamaño, el libro contiene 16 folletos, hojas de trabajo y formularios reproducibles. Los compradores también obtienen acceso a una página web donde pueden descargar e imprimir los materiales reproducibles.

Cbt para la ansiedad de los adolescentes

La terapia cognitivo-conductual (TCC) para niños y adolescentes suele ser un tratamiento a corto plazo (es decir, a menudo entre seis y 20 sesiones) que se centra en enseñar a los jóvenes y/o a sus padres habilidades específicas. La TCC se diferencia de otros enfoques terapéuticos porque se centra en las formas en que los pensamientos, las emociones y los comportamientos de un niño o un adolescente están interconectados y en cómo se afectan mutuamente. Dado que las emociones, los pensamientos y los comportamientos están vinculados, los enfoques de la TCC permiten a los terapeutas intervenir en varios puntos del ciclo.

  Terapia basada en inteligencia emocional

Estos tratamientos han demostrado su eficacia en el tratamiento de muchos trastornos psicológicos entre niños y adolescentes, como la ansiedad, la depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEPT), los problemas de conducta y el abuso de sustancias.

La terapia cognitivo-conductual individual se centra exclusivamente en el niño o el adolescente y cuenta con un terapeuta que le enseña las habilidades necesarias para superar sus retos. Esta forma de TCC ha demostrado su eficacia en el tratamiento de la depresión y los trastornos de ansiedad en niños y adolescentes, así como en el abuso de sustancias en adolescentes.

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La fusión de la terapia conductual y cognitiva en la terapia cognitivo-conductual (TCC) se produjo en la década de 1980 tanto en Europa como en América del Norte, en particular sobre la base del éxito del tratamiento del trastorno de pánico por Clark (1986) en el Reino Unido y Barlow (1988) en los Estados Unidos. El énfasis conductual en el empirismo con un diseño de investigación de buena calidad se combinó con el enfoque cognitivo en el contenido y el significado. En la psiquiatría infantil y de la adolescencia, este proceso se produjo bastante más tarde pero de forma similar, definida por Kendall (1993) así

  Terapia centrada en las emociones

“los enfoques cognitivo-conductuales pueden definirse como una amalgama racional: un intento intencionado de preservar los efectos positivos demostrados de la terapia conductual dentro de un contexto menos doctrinario y de incorporar las actividades cognitivas del cliente a los esfuerzos por producir un cambio terapéutico. En consecuencia, las estrategias cognitivo-conductuales con niños y adolescentes utilizan procedimientos enactivos, basados en la actuación, así como intervenciones cognitivas para producir cambios en el pensamiento, los sentimientos y la conducta.” (p. 235)

Terapia cognitivo-conductual pediátrica cerca de mí

Tabla 3 Comparación entre los pacientes con datos completos antes y después de la evaluación (n = 331) y aquellos con datos incompletos (n = 164)Tabla de tamaño completoLa comparación entre los pacientes con menos de 10 citas y el resto de la muestra no reveló diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos para la mayoría de las variables. Se encontraron diferencias en cuatro variables: El grupo con una duración de tratamiento más corta tenía más probabilidades de tener padres separados (OR = 1,93), y tenía un funcionamiento global calificado por el terapeuta más bajo al inicio del tratamiento (efecto pequeño, d = 0,22). Además, mostraron una menor mejoría durante el tratamiento (efecto grande, d = 1,09) y los terapeutas calificaron el éxito del tratamiento para la situación global como inferior (efecto medio, d = 0,66; véase la Tabla Suplementaria 1, disponible en línea). Eficacia del tratamientoCuando se analizó la muestra total (n = 331), surgieron reducciones altamente significativas de los síntomas en todas las escalas de banda ancha del CBCL y del YSR, así como en las escalas totales del FBB-DES y del SBB-DES desde antes hasta después de la evaluación, con tamaños del efecto entre pequeños y grandes que iban de d = 0,33 a d = 0,82 (véase la Tabla 4). La inclusión de los datos imputados dio lugar, si acaso, a reducciones muy pequeñas del tamaño del efecto, entre Δd = 0,00 y Δd = 0,07.

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