¿Cómo saber si los mareos son graves?
Los trastornos del equilibrio no son frecuentes en niños y adolescentes, pero pueden ocurrir más de lo que creemos. Los síntomas pueden pasar desapercibidos o atribuirse a otra causa. Los niños con problemas de equilibrio pueden parecer torpes o descoordinados. Pueden tener problemas para caminar, montar en bicicleta, hacer las tareas escolares o jugar.
Algunos niños y adolescentes pueden tener sólo signos leves que apenas se notan, mientras que otros pueden tener síntomas más graves. Los niños muy pequeños pueden no ser capaces de describir cómo se sienten. Los niños mayores y los adolescentes pueden quejarse de sentirse mareados, aturdidos o desorientados.
Las personas con trastornos del equilibrio también pueden tener pérdida de audición u otros problemas auditivos. Los sonidos pueden parecer apagados, sobre todo cuando hay ruido de fondo. Los niños también pueden tener dolor de oídos, presión o “plenitud” en los oídos y acúfenos (zumbidos u otros sonidos como pitidos, zumbidos o zumbidos en los oídos).
En la escuela, los problemas de equilibrio pueden dificultar la memoria, la concentración, la atención y el seguimiento de las instrucciones. Es posible que los niños no puedan oír al profesor o concentrarse en la pizarra, la pantalla o las tareas. Los problemas de equilibrio también pueden dificultar las clases de gimnasia o los deportes.
¿Qué trastornos neurológicos causan problemas de equilibrio?
Los mareos son uno de los síntomas más comunes que llevan a las personas a buscar atención médica. Los mareos pueden manifestarse como vértigo (la ilusión de que usted o su entorno están girando, inclinándose o moviéndose), aturdimiento o desequilibrio. El grado de impacto de los mareos en la vida de una persona puede variar de un individuo a otro; algunos pacientes consideran que sus mareos son una molestia menor, mientras que otros están gravemente incapacitados por sus síntomas y no pueden trabajar, conducir o socializar fuera de casa.
Hay muchas causas posibles de los mareos, como los trastornos que afectan al oído, el cerebro, los ojos o el corazón. Las causas más comunes de los mareos son el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), la enfermedad de Meniere, el síndrome de dehiscencia del canal semicircular superior, la neuritis vestibular, la migraña, los efectos secundarios de los medicamentos y la ansiedad.
El tratamiento varía en función de la causa subyacente del vértigo y puede abarcar desde la terapia de rehabilitación vestibular, las modificaciones dietéticas y conductuales, los medicamentos (tomados por vía oral o inyectados directamente en el oído) y, en algunos casos, la cirugía.
Tratamiento del equilibrio del oído
Un trastorno del equilibrio es una afección que le hace sentirse inestable o mareado. Si está de pie, sentado o tumbado, puede sentir que se mueve, que da vueltas o que flota. Si está caminando, puede tener la sensación repentina de estar volcando.
Todo el mundo se marea de vez en cuando, pero el término “mareo” puede significar cosas diferentes para cada persona. Para una persona, el mareo puede significar una sensación fugaz de desmayo, mientras que para otra puede ser una intensa sensación de giro (vértigo) que dura mucho tiempo.
Alrededor del 15 por ciento de los adultos estadounidenses (33 millones) tuvieron un problema de equilibrio o mareo en 2008. Los trastornos del equilibrio pueden estar causados por ciertas condiciones de salud, medicamentos o un problema en el oído interno o el cerebro. Un trastorno del equilibrio puede afectar profundamente a las actividades diarias y causar dificultades psicológicas y emocionales.
Otros síntomas pueden ser náuseas y vómitos, diarrea, cambios en el ritmo cardíaco y la presión arterial, y miedo, ansiedad o pánico. Los síntomas pueden aparecer y desaparecer en periodos cortos o durar mucho tiempo, y pueden provocar fatiga y depresión.
Síntomas de vértigo
Un trastorno del equilibrio es una perturbación que hace que una persona se sienta inestable, mareada, aturdida o tenga una sensación de movimiento, giro o flotación. Un órgano de nuestro oído interno, el laberinto, es una parte importante de nuestro sistema vestibular (de equilibrio). El laberinto interactúa con otros sistemas del cuerpo, como el visual (ojos) y el esquelético (huesos y articulaciones), para mantener la posición del cuerpo. Estos sistemas, junto con el cerebro y el sistema nervioso, pueden ser el origen de los problemas de equilibrio.
Tres estructuras del laberinto, los canales semicirculares, nos permiten saber cuándo estamos en un movimiento rotatorio (circular). Los canales semicirculares, el superior, el posterior y el horizontal, están llenos de líquido. El movimiento del fluido nos indica si nos estamos moviendo. Los canales semicirculares y los sistemas visual y esquelético tienen funciones específicas que determinan la orientación del individuo. El vestíbulo es la región del oído interno donde convergen los canales semicirculares, cerca de la cóclea (el órgano de la audición). El sistema vestibular trabaja con el sistema visual para mantener enfocados los objetos cuando la cabeza se mueve. Los receptores articulares y musculares también son importantes para mantener el equilibrio. El cerebro recibe, interpreta y procesa la información de estos sistemas que controlan nuestro equilibrio.