Neuritis vestibular
Mucha gente se levanta y camina por este mundo sin pensarlo mucho. Pero para hacerlo, su cerebro necesita recibir información de los numerosos y complejos sistemas del cuerpo que trabajan codo con codo para mantenerle en equilibrio. Te sorprenderá saber cómo mantiene el cuerpo su equilibrio y qué ocurre cuando estos sistemas no funcionan correctamente.
Tomemos primero la piel, las articulaciones y los músculos. Todas las partes del cuerpo están conectadas con estos órganos, utilizando los nervios para recoger el conocimiento general de muchas cosas, desde la temperatura, el calor y la humedad hasta los cambios de elevación. El cerebro recoge información del cuerpo sobre el mundo y luego envía señales al cuerpo para indicarle cómo moverse y reaccionar.
Los oídos también contienen un mecanismo vital para alertar al cerebro de los cambios de presión y posición: el sistema vestibular. Esta red de cámaras de fluido y diminutas células ciliadas está situada junto a la cóclea en el oído interno, que permite la audición.
Muchas estructuras del oído interno, denominadas en conjunto sistema vestibular, envían señales al cerebro, ayudándole a alinearse y mantener el equilibrio. Dos partes del oído interno, denominadas utrículo y sáculo, registran los movimientos angulares de la cabeza (de lado a lado y de arriba a abajo) y también perciben la gravedad. Algunas estructuras que dan forma a los bucles, que contienen líquido, siguen la rotación de la cabeza.
Anatomía del oído
Las partes de tus oídos que no puedes ver son algunas de las más importantes. El buen funcionamiento de los oídos internos le permite mantener el sentido del equilibrio y la estabilidad física, lo cual es importante para todo, desde sentirse bien en general hasta prevenir derrames y accidentes.
Nuestro experto equipo de neurología de Michigan Neurology Associates ofrece diagnósticos in situ para los trastornos del equilibrio, así como planes de tratamiento personalizados centrados en restaurar el equilibrio y aliviar los síntomas relacionados.
Los canales que rodean el oído interno contienen líquido y diminutos sensores en forma de pelo que le ayudan a mantener el sentido del equilibrio. El líquido se mueve hacia arriba y hacia abajo, lo que permite al cerebro saber en qué dirección se encuentra.
Unas partículas diminutas situadas en el interior de las células del fondo de los canales ayudan a controlar la posición de la cabeza en relación con los movimientos, como avanzar o retroceder en un vehículo o viajar en un ascensor, así como con la gravedad.
Las infecciones de oído también provocan trastornos del equilibrio. Aunque son especialmente frecuentes en los niños, pueden producirse a cualquier edad. Las infecciones de oído se producen cuando un virus o una bacteria infectan y atrapan líquido detrás del tímpano, provocando hinchazón y dolor.
Oído interno
La información procedente del sistema vestibular (sensores de equilibrio del oído interno), el sistema visual (ojos) y el sistema propioceptivo (músculos, articulaciones y piel) se envía al cerebro a través del nervio vestibulococlear (también conocido como 8º nervio craneal). El tronco del encéfalo clasifica esta información y la combina con la procedente de otras dos partes del cerebro, el cerebelo y la corteza cerebral.
El cerebelo proporciona información sobre los movimientos automáticos aprendidos a través de muchas repeticiones, como el equilibrio en una bicicleta. La corteza cerebral proporciona información sobre cosas que ya se han aprendido, como caminar con los pies un poco más separados (marcha más ancha) cuando la acera está resbaladiza.
El sistema de equilibrio es muy redundante. El cerebro no necesita toda la información que le envían los sistemas vestibular, visual y propioceptivo. Dependiendo de lo que ocurra, el sistema del equilibrio elige qué información utilizar y cuál ignorar. Por ejemplo, cuando se está en una habitación oscura y la información de los ojos es reducida o poco fiable, el cerebro utiliza más información de los sistemas propioceptivo y vestibular. Del mismo modo, si una persona no tiene sensibilidad en las piernas y se siente como si estuviera de pie sobre un algodón, se utilizará la información de los sistemas visual y vestibular para mantenerla erguida.
Endolinfa
Un trastorno del equilibrio es una perturbación que hace que una persona se sienta inestable, mareada, aturdida o con una sensación de movimiento, giro o flotación. Un órgano de nuestro oído interno, el laberinto, es una parte importante de nuestro sistema vestibular (de equilibrio). El laberinto interactúa con otros sistemas del cuerpo, como el visual (ojos) y el esquelético (huesos y articulaciones), para mantener la posición del cuerpo. Estos sistemas, junto con el cerebro y el sistema nervioso, pueden ser el origen de los problemas de equilibrio.
Tres estructuras del laberinto, los canales semicirculares, nos permiten saber cuándo estamos en un movimiento rotatorio (circular). Los canales semicirculares, el superior, el posterior y el horizontal, están llenos de líquido. El movimiento del fluido nos indica si nos estamos moviendo. Los canales semicirculares y los sistemas visual y esquelético tienen funciones específicas que determinan la orientación del individuo. El vestíbulo es la región del oído interno donde convergen los canales semicirculares, cerca de la cóclea (el órgano de la audición). El sistema vestibular trabaja con el sistema visual para mantener enfocados los objetos cuando la cabeza se mueve. Los receptores articulares y musculares también son importantes para mantener el equilibrio. El cerebro recibe, interpreta y procesa la información de estos sistemas que controlan nuestro equilibrio.