Organo encargado del equilibrio

Organo encargado del equilibrio

Sistema vestibular

El sentido del equilibrio o equilibrocepción es la percepción del equilibrio y la orientación espacial[1] y ayuda a evitar que los seres humanos y los animales no humanos se caigan cuando están de pie o en movimiento. La equilibrocepción es el resultado del trabajo conjunto de varios sistemas sensoriales: los ojos (sistema visual), los oídos internos (sistema vestibular) y el sentido del cuerpo de dónde se encuentra en el espacio (propiocepción) deben estar intactos[1].

El sistema vestibular, la región del oído interno donde convergen tres canales semicirculares, trabaja con el sistema visual para mantener enfocados los objetos cuando la cabeza se mueve. Esto se denomina reflejo vestíbulo-ocular (RVO). El sistema de equilibrio trabaja con los sistemas visual y esquelético (los músculos y las articulaciones y sus sensores) para mantener la orientación o el equilibrio. Las señales visuales enviadas al cerebro sobre la posición del cuerpo en relación con su entorno son procesadas por el cerebro y comparadas con la información de los sistemas vestibular y esquelético.

La mayoría de los astronautas descubren que su sentido del equilibrio se ve afectado cuando están en órbita porque se encuentran en un estado constante de ingravidez. Esto provoca una forma de mareo llamada síndrome de adaptación al espacio.

  Ejercicios para el equilibrio del cuerpo

Equilibrio del oído

ResumenEl mecanismo neural del equilibrio está servido por células ciliadas que tienen propiedades estructurales especializadas, pero que conservan muchas características comunes a otros tipos de mecanorreceptores. Son estimuladas por el desplazamiento causado por las fuerzas gravitacionales o por el movimiento de los fluidos y, por tanto, son detectores sensibles a la dirección. Las células ciliadas responden a los cambios repentinos de posición de la cabeza o a los movimientos del cuerpo en el espacio. Al excitar las terminaciones nerviosas sensoriales que las alimentan, dan lugar a complejas reacciones musculares destinadas a restablecer la orientación natural y, por tanto, a mantener el equilibrio. Son los llamados reflejos laberínticos. La información proporcionada por el laberinto u órgano del equilibrio se utiliza en colaboración con la de otros sistemas receptores, incluida la entrada de los ojos y de los músculos, tendones y articulaciones. Por lo tanto, el órgano del equilibrio tiene un papel muy importante en la regulación de la postura.Palabras claveEstas palabras clave han sido añadidas por la máquina y no por los autores. Este proceso es experimental y las palabras clave pueden actualizarse a medida que el algoritmo de aprendizaje mejore.

Trastorno del equilibrio

Junto al oído medio, en el hueso del cráneo, hay un pequeño compartimento que contiene el aparato auditivo y de equilibrio conocido como oído interno. El oído interno tiene dos partes principales. La cóclea, que es la parte auditiva, y los canales semicirculares, que son la parte del equilibrio.

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La cóclea tiene forma de caracol y está dividida en dos cámaras por una membrana. Las cámaras están llenas de líquido que vibra cuando entra el sonido y hace que los pequeños pelos que recubren la membrana vibren y envíen impulsos eléctricos al cerebro.

Los canales semicirculares también se conocen como laberintos. Estos pequeños canales están alineados en ángulo recto (90°) entre sí. Esto permite al cerebro saber en qué dirección se mueve la cabeza. Estos canales semicirculares están llenos de líquido y tienen algunos pequeños cristales de calcio incrustados en el revestimiento.

El octavo nervio craneal, el nervio auditivo, sale del oído interno y llega al cerebro. Este nervio transmite al cerebro información sobre el equilibrio y la audición. Junto con el octavo nervio craneal corre el séptimo nervio craneal. El séptimo nervio craneal también se conoce como nervio facial porque suministra impulsos nerviosos a los músculos de la cara.

Explicación del sistema vestibular

La audición comienza en el oído externo. Cuando se emite un sonido fuera del oído externo, las ondas sonoras, o vibraciones, viajan por el conducto auditivo externo y golpean el tímpano (membrana timpánica). El tímpano vibra. A continuación, las vibraciones se transmiten a tres huesecillos del oído medio llamados huesecillos. Los huesecillos amplifican el sonido. Envían las ondas sonoras al oído interno y al órgano auditivo lleno de líquido (cóclea).

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Una vez que las ondas sonoras llegan al oído interno, se convierten en impulsos eléctricos. El nervio auditivo envía estos impulsos al cerebro. El cerebro traduce estos impulsos eléctricos en forma de sonido.

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