Identificarse con los pensamientos
Pensamientos y sentimientosComo personas, estamos dotados de pensamientos y sentimientos. Ser conscientes de nuestros pensamientos y sentimientos es fundamental para gestionar el bienestar mental. La cantidad y variedad de pensamientos y sentimientos que experimentamos puede dificultar la comprensión de cómo pueden afectar a nuestra vida diaria. Para procesar y comprender mejor nuestros propios pensamientos y sentimientos, es importante que sepamos qué son, qué no son y en qué se diferencian unos de otros. Los pensamientos y los sentimientos están muy relacionados entre sí, pero son dos cosas distintas.
Describir los pensamientos y los sentimientosEntender nuestros pensamientos y sentimientos puede ser confuso, en parte, por la forma en que nos referimos a ellos: a veces decimos que estamos sintiendo algo, pero no es un sentimiento en absoluto. El siguiente ejemplo muestra cómo lo que decimos relaciona lo que pensamos y sentimos para obtener una descripción más precisa de nuestras experiencias. Este enfoque se centra intencionadamente tanto en nuestros pensamientos como en nuestros sentimientos para evitar un posible bloqueo en nuestra autocomprensión.
Qué es lo primero: los pensamientos o los sentimientos
Antes de pasar a la siguiente parte del programa, dedique algún tiempo a completar esta hoja de trabajo identificando las situaciones difíciles y rastreando los pensamientos, sentimientos y comportamientos que surgen. Al principio, es mejor hacer esto después de que la situación haya pasado y se haya asentado parte del polvo. Con la práctica, descubrirá que se vuelve más fácil de tal manera que puede hacer una pausa en medio de una situación para afianzarse en el modelo de la TCC.
TCC para los trastornos de ansiedad: A Practitioner Book. Wiley-Blackwell: Hoboken, Nueva Jersey. – Simoris, G., Hofmann, S.G. (2013).Cognitive Behavior Therapy, Second Edition: Basics and Beyond. The Guilford Press: Nueva York. – Beck, J.S. (2011).Planes de tratamiento e intervenciones para la depresión y los trastornos de ansiedad, segunda edición. The Guilford Press: Nueva York. – Leahy, R.L., Holland, S.J.F., McGinn, L.K. (2011).
Técnicas Cbt para la regulación emocional
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una forma de psicoterapia muy utilizada que ayuda a los individuos a entender la conexión entre sus pensamientos y sentimientos, y cómo éstos influyen en su comportamiento. El objetivo de la terapia cognitivo-conductual es enseñar a las personas que, si bien no pueden controlar todos los aspectos del mundo que les rodea, sí pueden controlar cómo interpretan y afrontan las cosas de su propio entorno. La premisa básica es que las personas suelen tener pensamientos o sentimientos que perpetúan creencias problemáticas o destructivas y estas creencias erróneas pueden afectar al funcionamiento y a las relaciones en el hogar, el trabajo, la escuela y la comunidad en general.
Esta premisa básica se entreteje en todo el programa Alternativas a la ira de la Universidad Estatal de Michigan, como una idea fundamental básica, es decir, si puedes cambiar tus pensamientos, entonces puedes cambiar tu vida. La TCC es una de las terapias más populares porque está muy investigada y ha demostrado su eficacia en una amplia gama de trastornos mentales, como la adicción, la depresión, la ansiedad y las fobias. También tiene objetivos específicos y sus resultados pueden medirse fácilmente. Tiene sus raíces en la Teoría Racional Emotiva de Albert Ellis en 1980, pero Aaron Beck fue el desarrollador de la TCC.
Teoría cognitivo-conductual
Los términos subjetivos utilizados en la neurociencia afectiva incluyen emociones, estados de ánimo, sentimientos, afectos y pulsiones. Aunque la emoción se ha estudiado durante mucho tiempo, no tiene una definición única. Una revisión de 92 definiciones putativas y nueve afirmaciones escépticas (Kleinginna y Kleinginna, 1981) sugiere una definición con un consenso bastante amplio:
Las emociones describen un complejo conjunto de interacciones entre variables subjetivas y objetivas que están mediadas por sistemas neuronales y hormonales, que pueden (a) dar lugar a experiencias afectivas de valencia emocional (placer-displacer) y excitación emocional (activación alta-baja/calma-aroma); (b) generar procesos cognitivos como afectos perceptivos emocionalmente relevantes, valoraciones, procesos de etiquetado; (c) activar cambios psicológicos y fisiológicos generalizados a las condiciones de excitación; y (d) motivar un comportamiento que a menudo, aunque no siempre, es expresivo, dirigido a objetivos y adaptativo.
Aunque esta definición puede ser adecuada para los fines cotidianos, no abarca algunos aspectos importantes de los sistemas emocionales, como la forma en que las emociones operan para crear sentimientos subjetivamente experimentados y cómo controlan las dimensiones de la personalidad. En consecuencia, Panksepp (1998) sugirió lo siguiente: