Por qué tenemos emociones y sentimientos
Por ejemplo, cuando estás a punto de cruzar la calle y ves que se acerca un coche a toda velocidad, el miedo te hace retroceder hasta el bordillo. Las emociones también proporcionan información importante y a veces pueden experimentarse como una “corazonada” o intuición.
La invalidación debilita nuestra conexión con los demás y aumenta los sentimientos de soledad, mientras que la validación hace lo contrario. La validación nos ayuda a sentirnos más conectados con los demás y a resolver los problemas con mayor eficacia.
El simple hecho de etiquetar lo que se siente (sin juzgarlo) puede ayudar a regular las emociones. Las emociones van y vienen como las olas, si las dejamos. La idea aquí es montar la ola de la emoción en lugar de tratar de detener una ola gigante y ser empujado.
Cuando ignoramos nuestros sentimientos se crea un efecto “boomerang” en el que las emociones volverán más tarde, y a veces incluso con más fuerza que antes. Permitirnos sentir lo que sentimos nos ayuda a avanzar en lugar de quedarnos estancados.
Todos experimentamos a veces emociones negativas y abrumadoras. Los factores que nos hacen más vulnerables a las emociones negativas son: la enfermedad física, el insomnio/fatiga, el consumo de sustancias, el hambre o la sobrealimentación, demasiadas exigencias de tiempo y amenazas en el entorno.
De dónde vienen las emociones
Nuestro cerebro procesa y asigna una emoción a cada experiencia que tenemos. Desde el desayuno por la mañana hasta el programa de televisión que vemos por la noche. Es una de las principales funciones del cerebro. Por eso ciertos olores pueden hacernos vibrar el corazón, o por qué una vieja canción puede ponernos tristes. Pero para que el proceso funcione y podamos sentir emociones sanas, tenemos que expresar los sentimientos de la forma adecuada. Tenemos que reconocer cuál estamos sintiendo, expresarlo y seguir adelante. Cuando sentimos emociones, a menudo respondemos de dos maneras:
Expresar una emoción no tiene por qué ser algo externo, como dar un portazo, gritar contra una almohada o incluso contárselo a alguien. También puede ocurrir completamente en nuestra mente. En lugar de enfadarnos con alguien, tenemos que olvidar con quién estamos enfadados, olvidar la historia que hay detrás y permitirnos sentir realmente la emoción por dentro. Podemos decirnos a nosotros mismos: “Estoy realmente enfadado, y eso está bien”.
Cuando no expresamos nuestras emociones, nuestro cerebro suele entrar en el estado de lucha o huida. Se trata de una reacción física al estrés que pone en marcha una cadena de acontecimientos en todo nuestro cuerpo. Aumenta nuestro ritmo cardíaco, ralentiza las funciones digestivas y nos hace sentir ansiosos o deprimidos.
Importancia de las emociones en la psicología
Las emociones forman parte de nuestra vida cotidiana. A veces, puede parecer que nuestros sentimientos controlan nuestra forma de pensar y actuar hasta el punto de sentir que no tenemos el control. Experimentar y expresar las emociones es parte integral de la vida. Pero, para muchas personas, las emociones siguen siendo misteriosas, confusas y difíciles de expresar de forma constructiva. Este folleto ofrece información sobre cómo aprender a incorporar las emociones a su vida de forma saludable, incluyendo cómo expresarlas de forma que favorezcan la construcción de relaciones sanas.
A menudo, existe una fuerte relación entre los acontecimientos de su vida y sus sentimientos; por ejemplo, sentir tristeza en respuesta a una pérdida, o sentir felicidad en respuesta a algo deseable. A veces, los sentimientos se relacionan con acontecimientos pasados o incluso con expectativas para el futuro. Por ejemplo, la tristeza por algo que ha ocurrido recientemente puede hacer aflorar la tristeza por otras pérdidas pasadas. Muchos estudiantes pueden sentirse ansiosos por sus futuras elecciones profesionales. En lugar de ignorar o expresar impulsivamente tus sentimientos, es importante que pienses en ellos para poder aprender y mejorar tus reacciones. Cuando sientas algo, considera la posibilidad de hacerte el siguiente tipo de preguntas:
5 razones por las que las emociones son importantes
Un cliente se sienta ante mí en busca de ayuda para desenredar sus problemas de pareja. Como psicoterapeuta, me esfuerzo por ser cálida, no juzgar y animar. Me inquieta un poco, entonces, cuando en medio de la descripción de sus experiencias dolorosas, dice: “Siento ser tan negativo”.
Un objetivo crucial de la terapia es aprender a reconocer y expresar toda la gama de emociones, y aquí estaba un cliente disculpándose por hacer precisamente eso. En mi consulta de psicoterapia, muchos de mis clientes luchan con emociones muy angustiosas, como la ira extrema, o con pensamientos suicidas. En los últimos años he observado un aumento del número de personas que también se sienten culpables o avergonzadas por lo que perciben como negativo. Tales reacciones se derivan, sin duda, del sesgo predominante de nuestra cultura hacia el pensamiento positivo. Aunque vale la pena cultivar las emociones positivas, los problemas surgen cuando las personas empiezan a creer que deben ser optimistas todo el tiempo.
De hecho, la ira y la tristeza son una parte importante de la vida, y nuevas investigaciones demuestran que experimentar y aceptar esas emociones es vital para nuestra salud mental. Intentar reprimir los pensamientos puede ser contraproducente e incluso disminuir nuestra sensación de satisfacción. “Reconocer la complejidad de la vida puede ser un camino especialmente fructífero hacia el bienestar psicológico”, afirma el psicólogo Jonathan M. Adler, de la Facultad de Ingeniería Franklin W. Olin.