Significado de la envidia
⚡ Resumen rápidoTanto los celos como la envidia implican un sentimiento de deseo por lo que tiene otra persona, pero los celos suelen considerarse más negativos: suelen implicar resentimiento hacia la otra persona. La envidia también es un sentimiento negativo, como una mezcla de admiración y descontento, pero la palabra no suele implicar hostilidad. Otra diferencia es que la envidia puede usarse como sustantivo y como verbo.
Tu compañero de trabajo ha conseguido un aumento de sueldo, y eso te molesta porque te gustaría que tú también lo hubieras conseguido. ¿Lo que sientes son celos o envidia? Los dos sentimientos son similares, pero las palabras se utilizan a menudo para transmitir cosas ligeramente diferentes, principalmente en lo que respecta a si el sentimiento es hostil o malicioso.
En este artículo hablaremos de las similitudes y diferencias entre los celos y la envidia, incluyendo las sutiles implicaciones de ambas palabras, sus formas adjetivas celoso y envidioso, y algunos ejemplos de cómo puedes saber cuándo la envidia se ha convertido en celos.
Los celos son un sentimiento de resentimiento, amargura u hostilidad hacia alguien que tiene algo que tú no tienes. Puede ser un éxito general, un logro, un rasgo, una ventaja social, una posesión material o una relación, entre otras cosas. Lo que importa es que la otra persona tiene esa cosa, tú la quieres, y esto te hace estar resentido con ella.
Envy svenska
Es cierto que la envidia, los celos y el resentimiento son tres sentimientos muy poderosos. Incluso la Biblia los menciona. La envidia y los celos son dos de los Siete Pecados Capitales, ¿no es así? Incluso los animales muestran comportamientos parecidos a los celos. Pero seamos sinceros: la envidia, los celos y el resentimiento son, en muchos sentidos, algunas de nuestras emociones humanas más comunes. Algunos dirán que son debilidades, pero uno de los mantras de nuestro blog es que todas las emociones tienen valor. La cuestión es hasta qué punto las escuchamos cuando aparecen y qué hacemos con esa conciencia.
La neurociencia sigue iluminando nuestra comprensión de cómo funcionan emociones como la envidia y los celos. Teniendo en cuenta que las funciones de supervivencia de nuestro cerebro trabajan para defenderse del dolor (amenaza) y buscar el placer (recompensa), es interesante plantear la hipótesis de cómo la envidia y los celos satisfacen o frustran esos objetivos. Los investigadores han descubierto que la envidia y los celos (los llamados pecados sociales) funcionan a través de la misma parte del cerebro (el córtex prefrontal medial) que es la misma región que ayuda a formar la conciencia.
Envidia benigna
Sé que tal vez no esté de moda hablar de los sentimientos menos positivos, pero elijo hablar de ellos porque no podemos tener sentimientos positivos sin sentir los menos felices. La vida no es sólo azúcar y miel. Podemos hartarnos de tanta dulzura. Sentir la sal, la semilla y los sabores amargos puede hacer la vida más interesante.
La envidia es un sentimiento que conocemos muy bien desde que somos niños. Sentíamos envidia del juguete del otro niño, y aunque nos rodearan muchos otros juguetes, queríamos precisamente ese con el que el otro niño jugaba.
Cuando se trata de personas que viajan a vivir al extranjero por períodos más largos, más cortos o permanentes, me parece que este sentimiento de Envidia puede producirse por la comparación entre tres grandes categorías de personas:
Podemos pensar en la Envidia, que se da entre algunos locales que ven a los inmigrantes que vienen como refugiados. Si el gobierno de ese país tiene una política amistosa hacia los inmigrantes, ofrecerá mucha ayuda a los refugiados. Tendrá programas para ayudarles a aprender el idioma, ayudarles a conseguir trabajo e incluso darles vivienda y una cantidad de dinero con la que puedan vivir durante un tiempo determinado.
Envidia maliciosa
Aristóteles definió la envidia como el dolor ante la buena fortuna de otro, provocado por “los que tienen lo que nosotros deberíamos tener”[2]. Bertrand Russell dijo que la envidia era una de las causas más potentes de la infelicidad[3]. Investigaciones recientes han estudiado las condiciones en las que se produce, cómo se enfrenta la gente a ella y si puede inspirar a las personas a emular a quienes envidian[4][5].
Algunos idiomas, como el neerlandés, distinguen entre “envidia benigna” (benijden en neerlandés) y “envidia maliciosa” (afgunst), lo que apunta a la posibilidad de que existan dos subtipos de envidia[4] Las investigaciones demuestran que la envidia maliciosa es una emoción desagradable que hace que la persona envidiosa quiera derribar a los más favorecidos incluso a su propia costa, mientras que la envidia benigna implica el reconocimiento de que los demás son más favorecidos, pero hace que la persona aspire a ser igual de buena[6]. [6] La envidia benigna sigue siendo una emoción negativa en el sentido de que se siente desagradable.[7][8] Según los investigadores, la envidia benigna puede proporcionar emulación, motivación de mejora, pensamientos positivos sobre la otra persona y admiración.[9] Este tipo de envidia, si se trata correctamente, puede afectar positivamente al futuro de una persona motivándola a ser mejor persona y a tener éxito.[10][11]