Emociones y sentimientos
No todas nuestras emociones proceden de las antiguas partes de nuestro cerebro; también interpretamos nuestras experiencias para crear un conjunto más complejo de experiencias emocionales. Por ejemplo, la amígdala puede sentir miedo cuando percibe que el cuerpo se está cayendo, pero ese miedo puede interpretarse de forma completamente diferente (quizá incluso como excitación) cuando nos estamos cayendo en una montaña rusa que cuando nos estamos cayendo del cielo en un avión que ha perdido potencia. Las interpretaciones cognitivas que acompañan a las emociones -conocidas como valoración cognitiva- nos permiten experimentar un conjunto mucho más amplio y complejo de emociones secundarias, como se muestra en la figura 11.2, “Las emociones secundarias”. Aunque son en gran parte cognitivas, nuestras experiencias de las emociones secundarias están determinadas en parte por la excitación (en el eje vertical de la figura 11.2, “Las emociones secundarias”) y en parte por su valencia, es decir, si son sentimientos agradables o desagradables (en el eje horizontal de la figura 11.2, “Las emociones secundarias”),
Figura 11.2 Las emociones secundarias. Las emociones secundarias son las que tienen un mayor componente cognitivo. Están determinadas tanto por su nivel de excitación (de leve a intenso) como por su valencia (de agradable a desagradable). [Descripción larga]
Emoción frente a sentimiento
Cuando tratamos de abordar el mundo de las emociones, a menudo podemos olvidar o confundir las diferencias entre estados de ánimo y emociones. Saber qué son los estados de ánimo y qué son las emociones, y aclarar las diferencias puede ayudarnos a entendernos a nosotros mismos y a comprender mejor a los demás. ¿Qué son los estados de ánimo y las emociones?
En general, las diferencias son bastante sencillas. Paul Ekman, en su accesible libro “Emotions Revealed”, dice que los estados de ánimo son generalmente sentimientos emocionales. Pueden durar mucho tiempo, por ejemplo, uno o dos días. Cuando tenemos estos periodos de mal humor, a menudo se sienten como etapas que estamos atravesando y son difíciles de cambiar. A menudo parece que están provocados por las circunstancias: presión en el trabajo, presión en casa, problemas de dinero.
En cambio, las emociones son cosas que tienden a ir y venir con bastante rapidez. Podemos pensar que estas emociones son positivas o negativas (aunque la idea de las emociones negativas es un mito). También es mucho más probable que estén causadas por circunstancias inmediatas; algo que alguien acaba de decir, algo que has presenciado o algunos recuerdos que has tenido.
Estado de ánimo frente a la emoción
Por suerte, no es necesario experimentarlas todo el tiempo para aprovechar los beneficios de las emociones positivas. Estos momentos, a menudo fugaces, pueden ser los que hacen que todo el trabajo duro y la lucha en la vida merezcan la pena, el condimento que da sabor a tu vida.
Antes de continuar, hemos pensado que te gustaría descargarte gratis nuestros tres Ejercicios de Inteligencia Emocional. Estos ejercicios, basados en la ciencia, no sólo mejorarán tu capacidad para entender y trabajar con tus emociones, sino que también te darán las herramientas para fomentar la inteligencia emocional de tus clientes, alumnos o empleados.
Las implicaciones de abrazar un punto de vista sobre el otro son fascinantes, pero para los propósitos de entender las emociones positivas y su papel en la psicología, no es necesario elegir entre los dos campos; si podemos elegir conscientemente nuestras emociones positivas o si son un resultado directo de alguna acción o experiencia, son principalmente sus efectos los que interesan al profesional de la psicología positiva.
Qué sentimiento humano soy
Aunque el afecto puede ser perjudicial si no se regula o no se controla, nuestros estados de ánimo y emociones normalmente nos ayudan a funcionar de forma eficiente y de manera que aumentan nuestras posibilidades de supervivencia (Bless, Bohner, Schwarz y Strack, 1990; Schwarz et al., 1991). La experiencia del asco nos ayuda a mantenernos sanos al ayudarnos a evitar situaciones que probablemente sean portadoras de enfermedades (Oaten, Stevenson, & Case, 2009), y la experiencia de la vergüenza nos ayuda a responder adecuadamente a situaciones en las que podemos haber violado las normas sociales.
El afecto indica que las cosas van bien (por ejemplo, porque estamos de buen humor o experimentamos alegría o serenidad) o que las cosas no van tan bien (estamos de mal humor, ansiosos, molestos o enfadados). Cuando estamos contentos, es posible que busquemos y socialicemos con los demás; cuando estamos enfadados, es posible que ataquemos; y cuando tenemos miedo, es más probable que nos pongamos a salvo. En resumen, nuestras emociones nos ayudan a determinar si nuestras interacciones con los demás son apropiadas, a predecir cómo nos van a responder los demás y a regular nuestro comportamiento hacia los demás.