Estrategias de gestión emocional pdf
Es normal experimentar algo de estrés y ansiedad, y en algún momento de nuestras vidas muchos de nosotros nos deprimiremos. El estrés, la ansiedad y la depresión pueden afectar a nuestra capacidad para gestionar nuestros sentimientos y emociones.
Si crees que estás estresado, ansioso o deprimido, el NHS ha desarrollado algunas formas sencillas de ayudarte a sentirte más feliz, desarrollando habilidades y estrategias para hacer frente a tus emociones. Más información
Si el estrés, la ansiedad o la depresión están afectando seriamente a tu vida diaria, es importante que hables con tu médico de cabecera. Él puede ayudarte a identificar las mejores formas de obtener ayuda para tu enfermedad, incluyendo la derivación a una serie de terapias de conversación.
Cómo gestionas tus emociones ensayo
Las emociones son una parte normal de la vida cotidiana. Nos sentimos frustrados cuando estamos atrapados en el tráfico. Nos sentimos tristes cuando echamos de menos a nuestros seres queridos. Podemos enfadarnos cuando alguien nos decepciona o hace algo que nos perjudica.
Aunque esperamos sentir estas emociones con regularidad, algunas personas empiezan a experimentar emociones que son más volátiles. Sienten subidas y bajadas, y estos picos y valles empiezan a afectar a sus vidas. Los individuos que experimentan emociones intensas pueden encontrarse tranquilos en un momento y luego tristes o enfadados al siguiente.
Aunque cualquiera de nosotros puede tener momentos en los que nuestras emociones se descontrolan, a algunas personas les ocurre con regularidad. Sus emociones, que cambian rápidamente, pueden hacer y decir cosas de las que luego se arrepienten. Pueden dañar las relaciones o perjudicar su credibilidad ante los demás.
Puede haber varias razones para que alguien pierda el control de sus emociones. Pueden estar genéticamente predispuestos a estos cambios rápidos. Puede que nunca hayan visto un buen modelo de regulación emocional ni hayan aprendido las habilidades necesarias. Pueden perder el control cuando experimentan desencadenantes de situaciones negativas que sucedieron en el pasado. También puede haber cambios físicos que hagan que una persona pierda el control de sus emociones, como el agotamiento o una bajada de azúcar en sangre.
Definición de las estrategias de gestión de las emociones
Esta página le ayuda a reconocer y comprender sus propias emociones y le explica por qué a veces son tan fuertes. Ofrece algunas ideas prácticas sobre cómo puede gestionar sus propias emociones para poder utilizarlas y aprovecharlas, pero sin estar totalmente gobernado por ellas.
Hay varias maneras de saber cómo se sienten los demás, pero sobre todo observando lo que dicen y cómo se comportan, incluido su lenguaje corporal. Las investigaciones sugieren que más del 80% de la comunicación es no verbal, es decir, proviene del lenguaje corporal y la expresión facial. A muchos de nosotros no nos gusta hablar de nuestras emociones, sobre todo si son realmente importantes para nosotros, por lo que tienden a expresarse aún más en nuestro lenguaje corporal. Para más información, consulte nuestra página sobre la comunicación no verbal.
Las emociones no se controlan conscientemente. La parte del cerebro que se ocupa de las emociones es el sistema límbico. Se cree que esta parte del cerebro evolucionó bastante pronto en la historia de la humanidad, por lo que es bastante primitiva. Esto explica por qué una respuesta emocional es a menudo bastante sencilla, pero muy poderosa: quieres llorar, huir o gritar. Es porque estas respuestas se basan en la necesidad de sobrevivir.
Cómo controlar tus emociones en una relación
Cuando te encuentras en medio de un conflicto, es habitual entrar automáticamente en una mentalidad de “lucha o huida”. Pero es posible interrumpir esta respuesta y despejar el camino para entrar en una discusión más productiva. Empieza por respirar profundamente y centrarte en tu cuerpo. Repite un mantra para ti mismo como “Esto no tiene que ver conmigo”, “Esto pasará” o “Esto tiene que ver con el negocio”. Y trata de distanciarte de la emoción negativa que sientes etiquetándola: “Está tan equivocado en eso y me está haciendo enfadar se convierte en que estoy teniendo el pensamiento de que mi compañero de trabajo está equivocado, y estoy sintiendo ira”. Y no olvides el valor de tomarte un descanso. Cuanto más tiempo te des para procesar tus emociones, menos intensas serán.
Es difícil no ponerse nervioso cuando estás en una conversación tensa. Después de todo, un desacuerdo puede sentirse como una amenaza. Temes tener que renunciar a algo -a tu punto de vista, a la forma en que estás acostumbrado a hacer algo, a la idea de que tienes razón o incluso al poder- y, por tanto, tu cuerpo se prepara para la lucha activando el sistema nervioso simpático. Se trata de una respuesta natural, pero el problema es que nuestros cuerpos y mentes no son especialmente buenos a la hora de discernir entre las amenazas que supone no salirse con la suya en el plan del proyecto y, por ejemplo, ser perseguido por un oso. Tu ritmo cardíaco y respiratorio se disparan, tus músculos se tensan, la sangre de tu cuerpo se aleja de tus órganos y es probable que te sientas incómodo.