Qué son las emociones
La amígdala es el centro integrador de las emociones, el comportamiento emocional y la motivación. Si se pone el cerebro boca abajo, el extremo de la estructura que continúa con el hipocampo se llama uncus. Si se desprende el uncus, quedará expuesta la amígdala, que linda con la parte anterior del hipocampo. Al igual que en el hipocampo, las vías principales se comunican bidireccionalmente y contienen fibras eferentes y aferentes.
La amígdala recibe entradas de todos los sentidos, así como entradas viscerales. Dado que la amígdala es muy importante en el aprendizaje emocional, no es de extrañar que las entradas viscerales sean una fuente de entrada importante. Las entradas viscerales proceden del hipotálamo, el área septal, la corteza orbital y el núcleo parabraquial. La información sensorial olfativa procede del bulbo olfativo. La información auditiva, visual y somatosensorial procede de las cortezas temporal y cingular anterior.
Vía amigdalofugal ventral. El término “fugal” proviene de la palabra fuge-alejar-como en fugitivo. Esta vía continúa hacia el núcleo olfativo anterior, la sustancia perforada anterior, la corteza piriforme, la corteza orbitofrontal, la corteza cingulada anterior y el estriado ventral. El estriado ventral incluye parte del caudado, el putamen y el núcleo accumbens septi (núcleo que se reclina sobre el septo). Las proyecciones del estriado ventral son enlaces en un circuito de los ganglios basales que son importantes en el aprendizaje asociativo estímulo-respuesta. La vía ventral amigdalofugal también se conecta con el hipotálamo y el núcleo septal, pero la principal conexión de la amígdala con el hipotálamo y el núcleo septal es a través de la estría terminal.
De dónde vienen las emociones
Sientes el burbujeo de la molestia en tus entrañas y en tu garganta cuando, después de haber esperado una eternidad por un ascensor en el hotel, y haber llegado a tu habitación en el piso 15, introduces la llave en la pequeña ranura y…… ¡nada! Ninguna luz verde, ningún clic satisfactorio, nada. Sabes que, después de un largo y agotador día, cuando lo único que quieres es tumbarte en la cama, vas a tener que volver a bajar hasta la recepción para que te reprogramen la llave. Estos pequeños momentos, y otros similares, son como mini ejercicios de “inteligencia emocional”.
Desde hace tiempo se habla, y se sigue hablando, en las salas de juntas y de formación del mundo empresarial sobre el tema de la inteligencia emocional, algo que Mayer y Salovey, unos de los primeros en tratar de descifrar, describen como “la capacidad de los individuos para reconocer sus propias emociones y las de los demás, discernir entre los distintos sentimientos y etiquetarlos adecuadamente, utilizar la información emocional para guiar el pensamiento y el comportamiento, y gestionar y/o ajustar las emociones para adaptarse a los entornos o alcanzar el propio objetivo”.
El libro de la anatomía de las emociones
Con el fin de estudiar su papel en la emoción, el tronco encefálico puede conceptualizarse como compuesto por redes ascendentes, descendentes y moduladoras. Los nodos de materia gris y las conexiones de materia blanca dentro de cada una de estas redes se resumen en la Tabla 1, mientras que la Figura 1 proporciona una visión general esquemática de los nodos del tronco cerebral de las redes. Nuestra descripción de una red sensorial ascendente en el tronco encefálico que contribuye a la emoción se basa en trabajos anteriores de Parvizi y Damasio (2001) y Damasio y Carvalho (2013). La red descendente se basa en el “sistema motor emocional” propuesto inicialmente por Holstege (2009). La red moduladora se basa en la evidencia que demuestra que múltiples neurotransmisores moduladores derivados del tronco cerebral contribuyen a la emoción y al comportamiento emocional (Alcaro et al., 2007; Berridge y Kringelbach, 2008; Dayan y Huys, 2009).
FIGURA 1. Núcleos del tronco cerebral implicados en la emoción humana. (A) Vista sagital y (B) Vista coronal. DR, rafe dorsal; LC, locus coeruleus; LDT, núcleo tegmental laterodorsal; Mb, cerebro medio; MR, rafe medio; P, Pons; PAG, gris periacueductal; PBC, complejo nuclear parabraquial; PPN, núcleo pedunculopontino; VTA, área tegmental ventral. La sustancia negra y el núcleo del tracto solitario no se muestran para optimizar la visibilidad de las demás estructuras.
Las emociones en el cerebro
El presente trabajo se refiere en primer lugar a la diferencia entre los afectos (inmediatos y casi inconscientes) y las emociones (más conscientes y susceptibles de distanciamiento). A continuación, analiza dos series de hechos textuales. En primer lugar, el tabú ligado a la muerte y a su representación en la Inglaterra contemporánea, y la represión de la emoción provocada por ella en los protagonistas, y en segundo lugar los medios narrativos utilizados para hacer realidad lo que equivale a un casi bloqueo: siete narradores, las sorpresas de la memoria, la serie de correlatos objetivos correspondientes y las interrupciones y silencios. Termina con observaciones sobre la delicada mezcla en el conjunto del texto entre emoción y distancia que podría decirse que evoca a Proust.
1En referencia a una pregunta y respuesta en un debate hace trece años, en Niza, en la ocasión recordada por Graham Swift en “I Do Like to Be Beside the Seaside: Niza, 1997” en Making an Elephant, me gustaría retomar una intuición mía que nuestro liberal y cortés invitado había negado entonces con una sonrisa y suavidad, a saber, la presencia de una cepa proustiana en su enfoque de la delicadeza y la complejidad de las emociones.